Coraje

   La semana pasada fue el día mundial del cáncer de mama. En honor a la verdad no es algo que a mí me haya afectado directamente. Tampoco he tenido que convivir con esta realidad a través de amigos o familiares. Pero como para todo hay una primera vez, esta verdad me llega muy en la distancia pero me acaba tocando a través del teléfono.
 Se trataba de un encargo de cartelería express (el resultado es el de la imagen) para un servicio que se da a las mujeres que han superado una mastectomía. Es decir, la operación a la que se someten muchas afectadas por el cáncer de mama.
  Lo genial de todo este asunto, y digo genial porque en la adversidad también hay esperanza, es que este servicio lo inventa una de las propias afectadas. En todo un ejercicio de honestidad propia, sinceridad y coraje, fue ella misma la que, sin ningún tipo de tapujo y con mucha normalidad, explica a la persona que le atiende sus necesidades para albergar la prótesis y su posible solución. Que además es muy sencilla de realizar y económica por lo visto.  Así que gracias a ella ya  son muchas las que se benefician de la solución.
   Pero a donde yo quería llegar, es la admiración que me produce el coraje de afrontar, ya no la enfermedad, sino tu nueva vida una vez superada ésta. El ejercicio de auto aceptación y normalidad que ello conlleva. El admitir tu nueva realidad y plantarle cara a la vida desde la sonrisa al presente, al futuro, y no desde el dolor por el pasado y lo atroz de lo vivido.
  Hay que tener valor para superar una enfermedad grave, la que sea, pero también mucho coraje para seguir siendo feliz cuando estás dejan su impronta en tu piel. Por eso cada vez que escucho una historia como esta, tengo la certeza de que hay miles de héroes que no llevan capa, y que sin saberlo, sin apenas quererlo, con el que quizá sea su bien más preciado, hacen mejor la vida de miles de personas. El coraje.

Ángel Pérez.